Por la vertiente de sus pechos,
iba escalando mi lengua,
en esta insípida vida,
nos sobraban los sabores,
nuestros cuerpos encajaban,
como un puzzle sin dibujos,
las pupilas que decían,
lo que las voces callaban,
por el sendero de sus piernas,
caminaban mis deseos,
entre sabanas perdidos,
las caricias eran señales,
parecíamos almas gemelas,
sabiendo no ser iguales,
subiendo al cielo de los dioses,
envidia de los mortales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario