jueves, 31 de mayo de 2018

Sangre de silencio

Escribo poesía,

eso dicen los que entienden,
pero yo aún no entiendo,
no entiendo que hago escribiendo,
lo que lloran mis nubes,
lo que grita mi corazón,
lo que miran mis sueños,

dicen que es poesía,
esta oscuridad
que ilumina mi alma,
esta gota que quita mi sed,
este camino
que volando, deja huellas,

y yo,
que no sé muy bien
separar la poesía
de un parpadeo ,
de un instante
o  de una sonrisa,

no sé si borracho
de alegrias,
o sobrio de tristezas,

algún día,

llegaré a ser poeta,

pues tan solo escribo

lo que sangra mis silencio .






sábado, 19 de mayo de 2018

Tiempos de rebeldía

Eran otros tiempos,
pero siempre se quedan impregnados
como en una habitación
de nuestra alma,
en una vaga sonrisa
de ojera a ojera,
en un humilde suspiro,
y ahora si cerramos la mirada
suenan los momentos,
aquellos que una noche fuimos,
los que tiraban los problemas
a una papelera de olvido,
los que sin canas al aire,
peinabamos de rebeldía
al frondoso cabello
del miedo...
parece
que ha pasado tanto tiempo...

y tan solo

fue ayer.

jueves, 17 de mayo de 2018

Volver a aprender

Aprendí a  escuchar la voz
de todos los que callaron,
de las almas castigadas
sin infiernos y sin cielos,
a sentir lo que no se toca,
a tocar lo que no se siente,
aprendí que en la derrota...
a veces cae el más valiente.

Aprendí a reír tristezas,
a descalzarme por el fuego,
y a sacarle los colores,
a esos párpados de hielo,
a contarle a las estrellas
su brillo en la oscuridad,
aprendí que hasta los sueños...
a veces traen la realidad.

Aprendí que era un recuerdo
todo lo que no sabía
y que enseña más el hambre,
que esas bocas tan vacías,
a callar en callejones
y a gritar en las esquinas,
aprendí que en dos renglones...
puede caber una vida.

Aprendí a esperar al tiempo,
a ser el dueño de mi espera,
a guardar todo mi adentro,
y sacarlo para fuera,
a contarle con los dedos
a todas las lunas de cera
que derritiéndose en las horas...
una vez hicieron que creyera.

Aprendí a explicar al ciego
lo que nunca pudo ver,
al tumbado a levantarse
y a mi mismo a comprender
que la vida es nuestra dueña,
regalando su libertad,
y siendo la única que enseña...
aprendí a volverla a amar.