Asentaba sus brazos
con sus sueños,
 en sus mejillas 
la arruga de una sonrisa,
pestañeaba ,
 sus párpados 
parecían persianas,
se abrían al mundo,
mientras,   su corazón,
latía verdades,
con un compás
de esos que hacen círculos,
líneas unidas
que forman una pupila,
un balón,
o un reloj en una torre,
incluso un planeta
que siempre 
creyeron plano,
lo hermoso de los gestos,
es que no suelen mentir,
y le dan un toque de realidad,
a este mundo
 de plástico y cemento,
de máscaras y engaños.
 
  
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