Caían copos de nieve ,
se posaban en sus pestañas,
el invierno llegó tarde,
el tiempo las velas apagaba,
la cocina al rojo vivo,
el ganado ya en la cuadra,
y la boroña estaba envuelta,
pero el perro aún no ladra,
decidió esperar en casa,
arrimó las manos al fuego,
y pensando-cuanto tarda....
se durmió con su consuelo,
picaron fuerte en la puerta,
su vecina y un candil,
y con cara demacrada,
le dijo tienes que venir...
y así el frió se quitaba....
corriendo al pozo a observar,
un cerco de guardias civiles,
que no les dejaban pasar,
y no volvió...
tan solo en su recuerdo,
ella nunca olvidó,
aquella noche de invierno,
y no volvió....
y sus velas se apagaron,
derritiendo su sonrisa,
como los copos se marcharon,
con dos niños ella sola,
la cura al dolor que siente,
les contaba que su padre,
era el hombre mas valiente,
que de el pozo le sacaron ,
todo negro de carbón,
con sus fotos en la mano,
junto a su corazón,
ya han pasado muchos años,
su vela se le apago,
le ha llevado su boroña,
la que él siempre esperó,
y desde aquel entonces,
en ese día de invierno...
sus hijos cuentan la historia
y jamás se borra.... su recuerdo.
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